SIMO. Cómo acabar de la peor manera posible

SIMO ha suspendido su celebración después de 47 años ininterrumpidos y tras unas últimas ediciones marcadas por la progresiva deserción de expositores y el incremento de las críticas al modelo comercial y de gestión. El país ha perdido un referente tecnológico, máxime en un momento de crisis aguda en el que algunas voces invocaban al sector de las TI como el modelo productivo a seguir como revulsivo.

No se trata de hacer leña con el árbol caído, pero la suspensión de SIMO, de una forma sorpresiva y cuando faltaba menos de un mes para su celebración, no ha sido la manera más elegante para cerrar la única feria informática con renombre nacional e internacional en nuestro país. Perdón, la suspensión temporal, que ahora la dirección de SIMO y una gran consultora están trabajando en un nuevo modelo para presentar el año que viene. Permitidme que tenga mis dudas sobre ello y, si acaso es cierto, como cuanto cambiará el modelo.

Mucho se ha escrito sobre el final de SIMO, pero hay algunos factores sobre los que no se ha mencionado ni una sola palabra, o muy poco. A saber: las excusas dadas, la indefinición del modelo de Feria, la política comercial basada en la «prepotencia institucional», como van a recuperar los expositores las pérdidas colaterales que conlleva una feria y, por último, y no menos importante, la cobertura que han dado algunos medios de prensa tecnológica a los lamentos de los grandes fabricantes, que han sido los que han ido desertando de SIMO los últimos años y han acelerado su proceso de defunción. Y la poca atención que se les ha prestado a los pequeños expositores.

Se han dado diversas explicaciones sobre esta situación: si es por la crisis,  si es el cuestionamiento global del actual modelo de ferias, si la presentación de novedades por Internet, que si el progresivo desinterés de los grandes fabricantes por SIMO. Y la que es para premio: «la Feria ya no funcionaba para generar negocio a los expositores». ¿Pero quien narices va hoy en día para hacer negocio? Se va para generar branding, conocer nuevo canal de distribución y a reforzar los lazos con el propio, conocer de cerca la competencia y para estar al día de las últimas tendencias y… para practicar benchmarking. Y no a buscar un inmediato retorno de la inversión. ¡Es como tener un árbitro de fútbol miope, y sin gafas!

También se ha hablado de la indefinición del modelo de feria. Que si profesional o abierta al público… Si han convivido durante años siendo beneficioso para todos y proyectando la importancia de SIMO a nivel internacional. Todos tienen cabida. Lo que no se ha hecho bien es la clara delimitación entre ambas, o crear subferias tecnológicas aparte, como la Feria sobre CRM del año pasado, que cerró pocos días antes de iniciar SIMO, lo que restó a un buen número de expositores potenciales.

En el interín, SIMO se ha ido engañando a si misma, contabilizando el número de visitantes, que crecía año tras año, mientras que la percepción de expositores, público y prensa técnica era la contraria. 

Lo que no ha cambiado nunca en SIMO ha sido la política comercial, con precios escandalosos, cambios de ubicación, tanto de stand como de pabellón, sin obligación de dar explicaciones y con unas claúsulas contractuales draconianas para los expositores.

Detrás de ello se esconde el gran «problema psicológico» de SIMO. Anclados en el pasado de la Feria, los organizadores han continuado perpetuando una relación con las empresas expositoras basada en «solo los más importantes tienen cabida en SIMO» y que encima nos hacían un favor por poder dar a conocer nuestros productos en su Feria.

Pero los tiempos han ido cambiando y no se han dado cuenta de que el favor era mútuo. Se olvidaron de aquella famosa relación «yo gano, tu ganas», y más en momentos de crisis, en la que las inversiones de las empresas son estudiadas muy detenidamente.

Y por supuesto… ¿Quién ha pensado en los expositores que, aparte de pagar el suelo religiosa y escrupulosamente, han invertido tiempo y dinero en diseñadores de stands que ya habían empezado a trabajar, anuncios en prensa anunciando su presencia en SIMO, estrategias de marketing y comunicación exclusivas, mailings con invitaciones, azafatas, reservas de hotel, viajes, dietas…? Pues la verdad nadie. SIMO ha asegurado, y lo ha hecho, devolver la inversión realizada con la Feria… pero ni una palabra del resto. No creo que SIMO tenga para el próximo año un buen número de expositores potenciales, si es que esa «refundación» ve la luz. Cuando veas las barbas de tu vecino cortar…

Y por último el tratamiento dado a esta cancelación por una parte de la prensa técnica. Y no me refiero a las críticas, más o menos explícitas, sino el pobre ejercicio de entrevistar a grandes fabricantes del sector para opinar sobre el final de SIMO y encontrarte entre ellos algunos que ya habían abandonado SIMO años atrás, o lo habían criticado duramente, amenazando con no volver y que ahora casi dicen al unísono ¡Es una gran perdida para el sector!.

Fruto de esta nefasta gestión basada en el inmovilismo ha sido la cancelación sorpresiva de SIMO que, por otro lado, muchos decían que ya se venía venir. Lo lamentable es con la falta de elegancia con la que ha acabado.

Esta entrada fue publicada en Jaume Barris, Opinión y etiquetada . Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a SIMO. Cómo acabar de la peor manera posible

  1. Sergi Garcia dijo:

    Referent al “Salón Internacional de Muebles de Oficina” aquest septembre torna, primera novetat ja que en 48 anys s´ha fet sempre al Novembre.

    Un cambi de nom es la segona new, a partir d´ara la fira pasa a ser el Simo Network.

    Espero que hi trobem moltisimes mes novetats aquest 2009.

    Jaume salutacions i felicitats pel magnific Blog que tens.

Deja un comentario